Aprofitem aquesta setmana que tenim de festa per fer un petit viatget
de dos dies. Ens agradaria haver anat més lluny però per aquestes dates es
quasi impossible trobar un bitllet de tren. Hem decidit (i hem trobat bitllets)
anar a Chengde i en total anem cinc aventurers. Es tracta d’una ciutat a prop
de Beijing, relativament a prop. Està a uns 250 quilòmetres de la capital i en
tren es tarden unes quatre o cinc hores. Aquest cop hem viatjat asseguts i amb
el bitllet més econòmic. Els seients no eren molt còmodes i s’ha fet una mica
pesat al final però finalment hem arribat.
Dins el recinte imperial |
Per la nit ha arribat la sorpresa del viatge. La nostra amfitriona ens
ha portat a veure un espectacle espectacular (valgui la redundància), a l’estil
xinès. Era la història d’un dels emperadors de Xina. La posta en escena era
increïble i semblava la inauguració de les olimpíades de Beijing. Crec que en
algun moment hi havia a l’escenari unes 500 persones i uns quants cavalls.
Clar, aquest espectacle es feia a l’aire lliure i teníem una mica de fred però
cap problema ja que ho tenen tot controlat. Hem llogat unes jaquetes que
servirien per anar a la mateixa Sibèria.
Ho hem vist tot en aquesta ciutat i també hem menjat sense parar. Ens
ha fet molt bon temps i no ens hem hagut de preocupar de res. Ni tan sols hem
hagut de pagar res de res, només l’allotjament. No ens han deixat gastar ni un
iuan encara que hi insistíem. Això es típic cent per cent xinés. Bé, haurem de
contraatacar si algun dia ve aquesta noia a Barcelona, no?
Doncs els dos dies han passat volant, com no. El viatge de tornada s’ha
fet igual o més pesat que el d’anada però ha valgut molt la pena. Encara ens
queden uns dies de festa però no sabem si ens quedarem a casa o sortirem. Anar
a algun lloc aquesta setmana significa trobar-se amb milers i milers de
xinesos. Bé, anirem a dormir i demà decidirem. Ah, fotos de Chengde aquí: Chengde
Aprovechamos esta semana que tenemos de fiesta para hacer un pequeño
viajecito de dos días. Nos gustaría haber ido más lejos pero para estas fechas
es casi imposible encontrar un billete de tren. Hemos decidido (y hemos
encontrado billetes) ir a Chengde y en total vamos cinco aventureros. Se trata
de una ciudad cerca de Beijing, relativamente cerca. Está a unos 250 kilómetros
de la capital y en tren se tardan unas cuatro o cinco horas. Esta vez hemos
viajado sentados y con el billete más económico. Los asientos no eran muy
cómodos y se ha hecho un poco pesado al final pero finalmente hemos llegado.
Esta ciudad tiene muchos templos y un complejo imperial muy importante
para su época ya que aquí venían los emperadores para cazar y para escapar del
caluroso verano de Beijing. Se puede decir que esta parte es casi tan grande
como la misma ciudad. Los muros que rodean la residencia real hacen unos 10
kilómetros.
En Chengde vive una compañera de trabajo de Lailla que nos ha tratado
a nosotros mismos como emperadores. Nos ha venido a buscar a la estación de
tren a los cinco y nos ha llevado al "hostel". Nos ha hecho de
taxista durante los dos días y nos ha acompañado hasta los lugares más
importantes de la ciudad y alrededores. A destacar un palacio parecido al palacio
de Potala de Lhasa que nos recuerda un poco al Tíbet. Nos ha invitado a cenar y
a comer al estilo chino. Esto significa muchos platos sobre la mesa y no parar
de comer. Hemos probado, al menos hemos intentado, un poco de todo de la comida
típica de la región. Algunos platos no estaban nada mal pero ha sido imposible comerlo
todo. Demasiada comida.
Por la noche ha llegado la sorpresa del viaje. Nuestra anfitriona nos
ha llevado a ver un espectáculo espectacular (valga la redundancia), al estilo
chino. Era la historia de uno de los emperadores de China. La puesta en escena
era increíble y parecía la inauguración de las olimpiadas de Beijing. Creo que
en algún momento había en el escenario unas 500 personas y unos cuantos
caballos. Claro, este espectáculo se hacía al aire libre y teníamos un poco de
frío pero ningún problema ya que lo tienen todo controlado. Hemos alquilado
unas chaquetas que servirían para ir a la misma Siberia.
Lo hemos visto todo en esta ciudad y también hemos comido sin parar.
Hemos tenido muy buen tiempo y no nos hemos tenido que preocupar de nada. Ni
siquiera hemos tenido que pagar nada de nada, sólo el alojamiento. No nos han
dejado gastar ni un yuan aunque insistíamos. Esto es típico cien por cien
chino. Bueno, tendremos que contratacar si algún día viene esta chica a
Barcelona, ¿no?
Pues los dos días han pasado volando, como no. El viaje de vuelta se
ha hecho igual o más pesado que el de ida pero ha valido mucho la pena. Todavía
nos quedan unos días de fiesta pero no sabemos si nos quedaremos en casa o
saldremos. Ir a algún lugar esta semana significa encontrarse con miles y miles
de chinos. Bueno, iremos a dormir y mañana decidiremos. Ah, fotos de Chengde
aquí: Chengde
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